Invierno

Ayer me senté en el sofá y en un segundo mi mente corrió hacia atrás, repasando todo lo que había hecho, fue como si hubiera subido a un tren bala y por la ventana protagonizara momentos de mi propia existencia. No estaba drogada, tampoco tenía algún tipo de alucinógeno, medicamento o supresores sensoriales, tampoco estuve en peligro de muerte o esos intensos minutos después de ser declarada, nada de aquello en mi sistema, solo yo y la sensación de viaje (nótese, jamás me he drogado porque la única ocasión que experimente con cannabis tuve un viaje horrible y tampoco es lo mío).

Vi mi vida como en una película en 4 k hasta los tiernos 8 años y me sitúe en ese momento, pero siendo espectadora y protagonista, estando en ambos cuerpos al mismo tiempo.

Fueron los 3 minutos más intensos de mi vida, donde comencé a cuestionar mi cordura. ¿Será una alucinación producto de mi fértil imaginación?, esto me lleva a observar mi conducta y sensibilidad, sin razonarlo puesto que si le pongo cabeza a algo que no lo tiene, lo más probable es que termine en visita al psiquiátrico.

Hay cosas que no se pueden explicar sin experimentarlas, energía, sensaciones, percepciones, no es posible que vivamos en un espacio donde todo lo concreto es real y lo subjetivo irreal porque no se puede evidenciar. En clases sobre este tema un docente me explica que, lo que solo una persona ve, percibe o experimenta si solo el individuo lo manifiesta, ese acontecimiento cabe dentro de una patología explicada, comprobable y tangible.

¡Por Dios que es complejo explicar la percepción! Y mucho más difícil es negarla, hacerse el cuerdo en momentos donde la mente hace transferencia hacia otra dimensión.

Solo me resta recordar que antes de que esté hecho aconteciera, estuve en el baño mirándome a los ojos en el espejo casi por 10 minutos, repitiéndole a mi reflejo que: "Mi poder no lo cedería a nadie más, mi poder es solo mío y nunca más en nombre de absolutamente nada lo volvería a entregar ¡Jamás!"... Me repetí que "era dueña y gobernante de mi vida y no dejaría que nadie más lo fuera y si alguien o algo tratara de ganar territorio sería aniquilado, exterminado, exiliado y olvidado", fueron las palabras exactas antes de viajar.

Ahora me doy cuenta de que recupere mi ser y que lentamente mi corazón comienza a helarse, mi mente a abrirse y mi alma a reconocer la verdadera libertad, lo que me lleva a comprender que las palabras si son mágicas cuando se unen a los sentimientos.