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El Año de la Marmota

  • Foto del escritor: La Maca Ve
    La Maca Ve
  • 21 may 2020
  • 3 Min. de lectura

Vamos a aclararnos un poco para que aprendamos de una puta vez. Este año es el "año de la marmota" ¿Recuerdan esa película donde el protagonista sufría el infierno de vivir el mismo día eternamente? El fundamento de esta cinta es que Bill Murray, un periodista antipático y egocéntrico, vive una y otra vez el mismo día, las mismas situaciones, con las mismas personas, hasta que se da cuenta que su vida es miserable. Termina enamorado de una hermosa chica, se desprende del viejo hombre que era, aprendiendo que la generosidad y el amor hacia los otros es lo más importante y que la alegría depende exclusivamente de cómo puedas tomar las situaciones negativas, construyendo con ellas un aprendizaje. Finalmente Murray cambiando su forma de pensar y observando el mundo desde el ángulo del *otro* hace que su vida vuelva a la normalidad, pero que ya no es normal, sino que ha construido para si una personalidad solidaria y empática, cambiando el mundo a su alrededor. Basándonos en lo anterior podemos decir que se nos ha caído el tejo con esta pandemia mundial, hay un veranito de seis meses (en el hemisferio sur), donde los chicos han dejado de ir al colegio, los trabajos se han paralizado, extinto o se han transformado en *teletrabajo desde casa* quedando mucha gente de brazos cruzados a la espera de un futuro incierto y bastante oscuro.

Podemos deducir entonces que la pobreza nunca se fue de este país, estaba escondida en cómodas cuotas mensuales bajo el alero de tarjetas de crédito, con intereses usureros. La mal dicha "clase media" (estúpida por lo demás) nunca lo fue, ese tipo de estrato social es un espejismo donde aspiracionalmente algunos pretendían vivir. Los que logran serlo son aquellos que no trabajando tienen los medios para subsistir medianamente cómodos sin el trabajo diario. Pero ¿Entonces que somos los demás? Somos aunque a usted mi estimad@ le produzca escozor en el culo, la mal vista y vilipendiada "Clase Obrera", tal cuál como la lee, somos la clase que mueve el país, ese movimiento que si no trabaja para subsistir, no come y por ende no puede seguir adelante. Esta pandemia ha desnudado por completo a una casta de familias que vivían pedaleando en la bicicleta financiera, donde tras recibir el salario a fin de mes abonaba a la tarjeta de crédito que usaba para comprar la mercadería, (alimentos y servicios básicos) que usaría durante el mes siguiente y que al quedar despojado de su empleo, no pudo seguir pagando la cuota de la misma y por ende el banco le cobra estratosféricos intereses.

Está pandemia mundial ha puesto en jaque economías sólidas, desbaratando el mercado bursátil, haciendo que algunos especulen con los artículos de primera necesidad, como empresarios inescrupulosos culpando a las exiguas jornadas laborales de la poca producción, o sencillamente dejando en claro que se paga lo que se estime conveniente porque al que no le gusta, pues que se vaya a buscar otro trabajo... Si es que tiene suerte. Tengo fe en la humanidad, a pesar de todo lo que la prensa dice, quiero creer que saldremos de esto victoriosos, con la lección aprendida, con las ganas de entender la posición del otro en forma inmediata en el servicio hacia los demás, que el afecto y la pasión se coloca sin medidas, cuestionamientos o prejuicios ayudando al que no tiene o simplemente, al que siente de alguna manera su situación angustiante y vulnerable. Quiero pensar que vamos a mejorar, que podremos dar el ejemplo de cambios en la visión del otro, de uno mismo, del entorno en donde vivimos, que dejaremos simientes de compasión, generosidad, tolerancia y respeto en los corazones de los niños que nos observan, como nos desenvolvemos en este tiempo. Debemos despertar del sueño profundo en el que nos habíamos dormido, ya no somos las pilas doble AA  que alimentamos a un sistema automático de consumo. Somos ejemplo, semilla, tierra, abono y sembradores, somos un complejo sistema de diferentes actores que estamos llamados a mejorar lo que nos va quedando de humanidad... Debemos comprender que somos conexiones y lo que afecte a uno, nos afecta al resto. Cuando comprendamos esto, podremos decir que evolucionamos como sociedad.





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