La hermosura de la simplicidad.
- La Maca Ve
- 4 jun 2019
- 2 Min. de lectura
Ayer saliendo del instituto, molesta, irritada, triste y completamente derrotada, me di permiso de volver a ser niña, fui por la calle pateando una tapita plástica, desde once hasta uno norte en Viña del mar. Al principio la pateé porque se me cruzó en el camino y mis sentimientos estaban nublando mi ser, mi ego estaba auto infringiendose lástima por un montón de problemas de la vida cotidiana, luego viendo que quisiera o no llegaba frente a ella, la volví a patear. En la segunda cuadra tuve una sensación muy peculiar, disfruté chuteando ese trozo de plástico y me acordé de cuando era pequeña, pateando piedras, tarros o lo que se cruzara frente a mí. Por un par de minutos me sentí feliz, invencible, sin problemas y despreocupada, la gente pasaba por mi lado pensando tal vez "Esta está loca" o sencillamente no me notaron, tal vez nadie se digno a observarme, por estar pendientes de sus móviles. El caso es simple ¿Cuántas veces he visto mis problemas como una molesta situación, en vez de verlo como una oportunidad de cambiar? Está pregunta salto a mí mente mientras en el autobús me dirigía a mí hogar. Hay problemas que vemos inexorables, como montañas de agua que están por saltarnos encima, siendo que desde pequeña escuchaba de boca de mi abuela: "Todo tiene solución menos la muerte" ¿Y si la certeza de que la muerte es lo único verdadero que tenemos en la vida, porque dejamos escapar los días sin saber que están restándole tiempo a nuestra existencia?. Preguntas bastante simples, pero en su simpleza esta la complejidad. También ayer tuve un momento de lucidez mental ¡tan grande!, fue un rush de diez segundos que disfruté por un par de horas. Sentada de espalda al sol, observé una silla y su sombra y pude tomar conciencia de como el sol se mueve en el universo, observé lo que no vemos por ser imperceptible, el movimiento del sol notado en su sombra, y me pregunte ¿cuántas veces pasamos los días sin notar lo que por instinto debiéramos tener en cuenta? ¿De qué sirve el dinero, un título, fama, reconocimiento, estatus y un sin fin de cosas más si no somos capaces de reconocer la hermosura del vuelo que tiene una gaviota, en el susurro del viento, en el aleteo de una mariposa, en soplar y esparcir las semillas de un diente de león...? La hermosura que existe en los momentos imperceptibles del la vida.

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