"Cierra los ojos, porque si los abres puedes perderlos"

Cuándo la violencia se vive como una constante amenaza, cambiar de tierra no es una opción, sino que se transforma en una necesidad. El sentirse vulnerable ante la indolencia de una clase política que impunemente, ha saqueado, explotado, exprimido, humillado y burlonamente nos manipula para que nos alcemos unos contra los otros, es violento. Evoluciona hasta creer que es una forma de vida, golpea tanto y tan fuerte normalizando el discurso, justificándose hasta invisibilizar el problema. No hay diálogo, solo existe un monólogo que utiliza la sordera como escudo y bandera de lucha, una indolencia fría sin sentido que argumenta buscar paz arremetiendo con todo en contra nuestra. Utiliza todo los mecanismos de represión posibles ocultando los verdaderos hechos, fabricando ilusiones para que nos odiemos unos a otros. Hasta el momento ha sido un plan que no les ha funcionado tanto, pero siguen con la misma tozudez, tratando de sostener está situación para que el hilo se corte y estalle una guerra civil, justificando así la represión por la fuerza. Duele ese despertar de un letargo de cuento de hadas, porque no es un caballero de noble corcel quien delicadamente poso sus labios para despertar a la hermosa doncella llamada nación, fue una bestia disfrazada de príncipe quien poseída por el ego y codicia prometió un futuro mejor, ejerció violencia explícita en un estado puro y maquiavélico; es así como lo veo y es esa la tristeza que hoy embarga mi corazón. Ya no hay una vuelta atrás, no hay ánimo de retroceder, solo hay que seguir caminando hacia el futuro incierto, con esperanza en las lecciones aprendidas, con la fortaleza que emerge en situaciones límite, la fuerza que nos hace aferrarnos a la vida.