Una canción para Goliat (II)
- La Maca Ve

- 15 abr 2020
- 2 Min. de lectura
Si me preguntan que me une a ti he de responder que es algo más allá de lo que se puede imaginar, no puedo expresar con palabras lo que el alma siente, no sé cómo verbalizar un sentimiento sin caer en melodramas baratos y sin sentido. ¿Podré decir por ejemplo que es admiración, veracidad y nobleza? Esa mezcla que se da muy contadas veces en la vida, donde el ser humano intrínsecamente deja una una marca tan profunda, tatuando en lo etéreo algo intangible. Retrospectivamente entiendo muchas situaciones y me concentro en el presente en el ahora, en el trabajo diario con la única certeza que un día estaremos juntos, si es que tú lo quieres así también. Te visualizo en mi futuro reposado, con experiencia, de camarada, amante y amigo, y tal vez sea producto de mí fértil imaginación, pero te veo a mi lado y no logro concebir de otro modo lo que el destino ha expuesto ante los ojos de mi corazón y la fuerza de mis pensamientos. Por lo pronto, la razón me grita que es imposible, que no estamos preparados para este desafío futuro aún, que el aprendizaje debe ser por separado en esta vida, yo quiero lo mejor, manifestando todas mis capacidades para lograr ser una mujer integra, sabia y de amor infinito solo para ti, es lo que mereces. Por ello camino en rectitud primeramente, lo segundo es lo que me falta a raudales, esa sabiduría que da la experiencia y la contemplación de la vida desde una perspectiva diferente y lo tercero... Mi amor hacia ti cubre océanos, distancias siderales y es atemporal, te amo de una forma que no comprendo y es por ello que debo aprender a entenderlo como tal, poniendo énfasis en que lo mereces. No puedo ocultar que extraño mucho tus manos, tu boca, tus ojos y la forma en la que me observaron cuando tomaste posesión de lo que te pertenece por derecho propio, ansiosa y jadeante disimulo frente al mundo que deseo el infierno de tu cuerpo, la firmeza de tu virilidad y la dulzura con la que me contemplaste en la intimidad del lecho. Guardo silencio y solo sonrió al recuerdo, con la fe que me da la esperanza de volver a tus brazos y una vez que lo haga, ya sea para siempre.




Comentarios